Controla tu crítico interno

El tema del día de hoy es importante porque a todos nos gusta criticar. Y sin darnos cuenta, muchas veces somos nuestros peores críticos y es momento de aprender a controlarlo.

Muchas veces las críticas vienen acompañadas de un “te lo digo para que mejores” o “te lo digo porque me importas”… pero en realidad lo que estamos haciendo, en lugar de construir, es destruir.

Y si a veces con las personas que nos rodean somos un poquito agresivos o intensos con nuestras críticas, ahora imagínate cómo somos con la autocrítica que nos hacemos.

Esas autocríticas cuando las cosas no van funcionando como nosotros queremos, nos hacen ser crueles con nosotros mismos.

Primero que nada, ¿es necesario hacernos una autocrítica?

Esa sería la primera pregunta que tendríamos que hacernos, porque a veces pensamos que es bueno hacernos críticas constructivas, pero la línea entre la crítica constructiva y la crítica destructiva es tan fina que terminamos rompiéndola y hacemos una crítica (muy) destructiva de nosotros. Y todo el mundo sabe la fuerza que tienen las palabras.

Recuerda que todo lo que nos decimos, es una semilla que se va plantando en nuestro corazón y que tarde o temprano florece. Entonces es muy importante que nosotros revisemos qué palabras utilizamos con nosotros, porque lo que nos decimos es lo que construye nuestra autoestima.

Lo malo de las críticas es que cuando recibimos una crítica, creemos que es en todos los aspectos de nuestra vida, no lo separamos porque no tenemos esa fuerza de espíritu para recibir ese comentario de quien lo dijo  y darle una intención en algo positivo en nuestras vidas.

Cuando tenía a mi hija de unos cuatro o cinco meses, de repente llegó alguien y me dijo: Oye, qué grande está tu niña, cuando menos te des cuenta ya se va a querer parar ya ser tremenda, va a estar de un lado para otro y siempre quieren que los traigas de la manita. ¿Cómo le vas a hacer cuando pase?

Cualquiera podría pensar: ay, qué imprudente con su comentario. Pero gracias a ese comentario, esa crítica que alguien me hizo en su momento, pues yo me alisté, observé a mi hija y me puse las pilas y dije ¿cómo le voy a ser?

Así que desperté la creatividad impulsada por el amor que me inspira mi hija y diseñé un arnés con el cual le enseñé a caminar.

Lo más fácil hubiera sido que mi mami me ayudara a que ella diera sus primeros pasos. Sí hubiera sido más sencillo, pero gracias a esa crítica me pude prevenir.

Así es como nosotros debemos guiar una crítica y enfocarla al área de nuestra vida en la que estamos necesitando. Puede ayudarnos a mejorar un aspecto de nuestra vida.

También nos puede mostrar un panorama más claro de cómo son las personas de las que estamos rodeados. Sirve como un filtro para darnos cuenta de si esa persona que está haciendo la crítica, realmente va a construir algo bueno en ti o es una persona tóxica.

Cuando hacemos autocríticas, tendemos a ser muy duros con nosotros mismos, nos la pasamos atentos a las metidas de pata cuando nos equivocamos, cuando nos vemos mal, etc. Y normalmente siempre estamos viendo el lado negativo a todo.

La verdad es que cuando las cosas no van bien, lejos de hacernos una autocrítica, valdría muchísimo la pena hacer una retroalimentación positiva, revisar nuestras acciones en el pasado o definir qué hemos hecho bien para llegar a donde estamos ahora, para así darle fuerza a eso y poder continuar con tus proyectos.

A mi me costó trabajo aplicar esto en mi vida. Muchas veces, sobretodo en los momentos más difíciles de mi vida, me veía al espejo y en lugar de ver mis defectos, me decía a mí misma que soy una mujer entera y me repetía que lo que define a un ser humano no es su cuerpo, ni la cantidad de kilos, ni arrugas, lo que lo define es la estructura de sus pensamientos y sentimientos.

Lo repetí tantas veces, que un día hasta yo comencé a creerlo y sentirme así, como una mujer entera. Por eso digo que es un entrenamiento de la mente que lleva trabajo pero que vale la pena.

Cuando logras entrenar tu mente así es cuando empiezas a disfrutar realmente de la vida y sobre todo del milagro de vivir.

Cada que decidas hacer una autocrítica, es necesario que lo hagas como si le fueras a hablar a tu mejor amigo o al amor de tu vida. Piensa bien qué palabras usarías, seguramente serías muy cuidadoso en las palabras para no herir sus sentimientos. Y lo mismo necesitamos hacer para nosotros, esas son las autocríticas que nos van a servir para impulsarnos.

La forma en la que pensamos es la manera en la que podemos construir nuestra vida y una vida feliz. No importa que tengas un brazo, tres piernas o ninguna. Las cosas materiales y los aspectos físicos no importan si nosotros sabemos entrenar y fortalecer pensamientos positivos.

No puedes responsabilizar a nadie de tu felicidad, porque cuando lo hagas, te lo aseguro, la va a hacer pedazos. Tú eres el único responsable de hacer y construir tu felicidad todos los días.

Entonces esa es la tarea diaria que tenemos que practicar: ser felices.

Entonces, bueno, pues ya vimos este gran tema de la autocrítica. Ustedes valoren si vale la pena o no hacernos una autocrítica, o si mejor nos enfocamos a decirnos cosas positivas, porque recuerda que las cosas positivas se convierten en impulsores de nuestros proyectos, en semillas que ponemos en nuestra mente y que tarde o temprano florecen en el exterior, en nuestras acciones o proyectos.

Cuéntame en los comentarios lo que piensas sobre este tema. ¿Alguna vez te encontraste siendo muy crítico contigo mismo? Intenta aplicar estas herramientas y escríbeme aquí abajo cómo te va con eso, me encantará saberlo. 

¡Mucho éxito y hasta la próxima entrada!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *